Siglo VI-IV a.C.- Los primeros testimonios de asentamientos humanos en el entorno de Valdeavellano lo tenemos en el Castro de las Espinillas (ver descripción en el apartado Arte y Monumentos). En el siglo VIII a.C. un fuerte enfriamiento del clima propició migraciones de pueblos centroeuropeos hacia el sur del continente. A través del valle del Ebro llegaron al reborde montañoso del norte y noreste de la provincia de Soria donde se establecieron trayendo consigo la cultura del Hierro y un sistema de poblamiento conocido como castros. Los habitantes de este espacio, denominados posteriormente por los invasores romanos como Pelendones, eran ganaderos, actividad propiciada por la morfología de la zona. Uno de los rasgos más característicos de su economía de subsistencia era la no utilización del torno.

Siglo IV-II a.C.- A partir del siglo IV a. C. una serie de cambios demográficos, sociales y climáticos transformó este pueblo castreño en una nueva cultura que fue denominada por los historiadores romanos como celtíbera. Organizado su territorio en torno a grandes ciudades como Uxama, Tiermes o Numancia, de la que pasarían a ser tributarios los habitantes del castro de las Espinillas, proporcionándole ganado a cambio de protección y cierta organización del territorio.

Siglo II a.C- siglo I d.C.- El pueblo romano también llegó a este territorio. Se han encontrado monedas y algunos utensilios en el antiguo castro, por lo que algunos historiadores han planteado que fuera utilizado por tropas romanas durante la conquista del territorio pelendón o incluso por soldados procedentes de los distintos campamentos del cerco de Numancia.

No conocemos documentos sobre esta zona que nos permitan reconstruir localmente la historia de estos parajes desde el siblo I al XI después de Cristo, exceptuando las cosas que hay sobre el período romano y posterior de carácter general.


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